miércoles, 1 de septiembre de 2010

¿Servirá para algo?

Empieza el año (sí, no nos engañemos; el año empieza el 1 de septiembre) y los sindicatos y algunos partidos de izquierda ya calientan motores de cara a la huelga general del 29. Me acaba de llegar el siguiente cartel, muy en la linea vintage de la lucha obrera; puños y gente.

Tarde. Desde hace unas décadas, los sindicatos mayoritarios se han ido convirtiendo en empresas de servicios, sin una línea clara y con el único objetivo, en general, de mantener el puesto de trabajo sin meterse en zarandajas de derechos, solidaridades, reivindicaciones y otras cosas por el estilo,  para ellos desfasadas y sin solución, rendidos ante los poderes fácticos.

Ahora, de pronto, despiertan. O creen despertar. O aparentan despertar. Tarde, ya digo. Los de más años recuerdan con desencanto cuando pensaban que cambiarían las cosas cuando luchaban por ello (lucha tirada a la basura por nuestros inefables y calzonazos dirigentes de uno y otro signo). Los más jóvenes -que tienen apenas una vaga idea de qué es la lucha obrera (un nombre que les suena a rancio) o la confunden con la pelea callejera que no reivindica nada- ignoran por qué derechos deben mantenerse firmes (qué derechos deben reconquistar) . Porque al final, todo se ha reducido a rogar por la estabilidad en el empleo y que no suba la hipoteca.

El sopor de los representantes de los trabajadores ha provocado el avance, incontrolable ahora, del capital en su faceta más egoista y cruel. Y ahora vienen las urgencias, cuando prácticamente hemos sido reducidos a un número, cuando existir y ser se nos ha hecho sinónimo de consumir, cuando nos intentan engatusar con recompensas mágicas, esotéricas o en otra vida (no en ésta, ya ves que listos), cuando se recupera la banca, sube el Euribor, los muy ricos se enriquecen y los pobres se atontan con los medios de comunicación que no ofrecen pan pero sí el circo del espectáculo hipnótico continuo y siempre nuevo de Belenes Esteban, inundaciones catastróficas, francotiradores, guerras disfrazadas de misiones de paz, accidentes de tráfico, delincuencia, violencia de toda clase, morbosidad gratuita hacia el sexo, los muertos, la sangre, los niños y las mujeres. Y si puede ser todo junto, mejor.

Es el colapso del pensamiento crítico o, mejor, del pensamiento a secas. Ha fallado (intencionadamente, claro) la labor educativa que formara a las nuevas generaciones en los sentidos de la responsabilidad, la justicia, la racionalidad y la solidaridad. Quienes tenian la labor de vigilar y educar han sido engullidos por el sistema o, los más éticos, aplastados por él.

Iremos a la huelga, nos descontarán un dia de salario, se producirán los típicos incidentes, los violentos tratarán de que haya violencia, los sindicatos se felicitarán por su triunfo, los partidos señalarán la escasa participación, los empresarios se carcajearán con declaraciones cínicas y aquí paz y después gloria.

La lucha no se hace así. Se hace dia a dia, persona a persona, uniendo, poco a poco, hacia el objetivo común, protegiendo a los más débiles y educando a todos. Y si luego se tiene que salir a la calle, se sale.
Pero, en fin. Es lo que hay y, en los tiempos que corren, menos da una piedra. Así que os recuerdo: el 29 de septiembre, huelga general.

Se nos viene la Navidad encima

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