domingo, 19 de julio de 2009

Casa nueva

Dudo mucho que nadie, pero nadie-nadie, se enterara de que este blog existía. De alguna manera, ni yo tenia una conciencia clara de su pervivencia en la nebulosa ciberespacial. Habia comenzado como un ensayo, un intento de probar a ver que pasa, un juego de colgar fotografias o videos de YouTube y enlazar con otros puntos de La Red. Luego vino Facebook y, como muchos, me enganché. Tras el entusiasmo inicial de descubrir que tenía más amigos de los que sospechaba, comencé a transformarlo en un miniblog por si a alguien le interesaba lo que iba encontrando, para compartir de alguna manera las cosas que me llamaban la atención o que pensaba que pudieran ser de utilidad para quien cayera por allí. Tambien fotografias (otro aprendizaje) de objetos o lugares que me resultaban divertidos o curiosos. Y, mientras, iba siguiendo con admirada atención (y algo de sana envidia) los blogs que habitualmente leo y que durante este año y medio han superado los criterios de calidad que me he ido imponiendo.
No hace mucho empecé a introducirme el el mundo de Twitter. ¡Caramba! Si todo el mundo tenía su blog y su facebook y su Flickr y su Twitter, yo no podía ser menos. O, para decirlo de otra manera, tenía que dejar de ser un marginado en esta sociedad virtual. Y recordé entonces que tenía un blog agonizante.
No le he lavado la cara. Sencillamante, como en las reformas de cualquier casco urbano antiguo, he mantenido la fachada y he derribado el interior para construir un espacio nuevo. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa, como me decían en mi infancia.
Y un apunte más. Ayer fue el 40 aniversario del fallecimiento del padre de mi mujer, un vacío sobresaltado que en ocasiones aún empapa de pena su mirada. Yo, medio niño entonces, me emocionaba con la inminente llegada a la Luna de Armstrong y Aldrin, emoción que los diferentes blogs que leo y los medios de comunicación se encargan de recordarnos estos dias. Por eso, ayer escribí unas breves líneas para que el segundo hecho no avasallara el primero. Líneas que fueron a parar al Facebook. Pero creo que D. Francisco merecía dignificar su memoria en un blog nuevo y en esto estoy. A fin de cuentas, haciendo un nefasto juego de significados, D. Francisco alcanzó antes el Mar de la Tranquilidad.
No sé qué vida o qué actividad tendrá en adelante este lugar. Pero, aunque comience con una esquela, espero que tenga una larga trayectoria. Así pues, allá vamos.

Se nos viene la Navidad encima

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