sábado, 15 de agosto de 2009

¡Hey, hola!


Que puñeteros los periodistas publicando esta foto de la Ministra en la presentación de la campaña de prevención cuando aún se comenta la del Colegio de Médicos de Madrid (aquí abajo, por si alguien no la habia visto)



O sea, que ni saludos a la japonesa ni nada: taparse con pañuelos desechables al toser y estornudar y lavarse frecuentemente las manos, que es lo realmente aconsejable.


viernes, 14 de agosto de 2009

A vueltas con la gripe A

Habiendo acabado mis minivacaciones, hace ya unos días, me he encontrado con reuniones sobre la inminente llegada del grueso de las tropas de virus de la gripe A (H1N1), un incremento de consultas sobre LGE (La Gripe Esa, como divertidamente la ha bautizado Rafa Bravo en su blog, al menos es al primero al que se lo leí), cambios y discusiones sobre la aplicación del último protocolo de actuación, declaraciones diversas e iniciativas curiosas de diferentes responsables sanitarios y la ¿información? continua de los medios de comunicación que han descubierto que decir "pandemia" y dar fe de cada uno de los fallecidos asusta (y vende) más que Nessie y otras serpientes de verano (aunque, lamentablemente, los fallecidos son reales). Vaya, que tienen a la gente que no les llega la camisa al cuerpo ni los mocos al pañuelo y a nosotros en alerta continua de a-ver-cuando-empieza-lo gordo-y-por-favor-por-favor-que-no-nos-quedemos-en-cuadro. Aquí, aquí y aquí hay ejemplos y comentarios de lo que digo (excelentes y muy recomendables blogs, por cierto).
Quien me conoce sabe de mi (¿frikismo?) admiración al mundo Tolkien y especialmente al Señor de los Anillos, tanto al libro como a la versión cinematográfica. Y de ésta, concretamente de "Las Dos Torres", me han acudido inmediatamente a la mente dos escenas que, creo, ilustran el estado de ánimo actual en relación con la famosa gripe.

En primer lugar, cómo los medios estan presentando la gripe.




¡No habrá amanecer para los Hombres! (¡fantástico!, dicho sea de paso)


Y a continuación, cómo nos tienen en Primaria (¡ay, madre!)






Pues nada. ¡Rohirrim!

miércoles, 12 de agosto de 2009

Perseidas. Y Naval, 1980


Nuestra Tierra ha vuelto a su cita anual con una estela de polvo dejada por el cometa Swift-Tuttle que es la que ocasiona el fenómeno de la lluvia de estrellas de agosto, las Perseidas. En el siguiente video lo explican muy bien.


Anoche, en su teórico máximo, un poco movidos por los medios de comunicación, esos manipuladores, y bastante por el deseo de alejarnos de la artificialidad de estos dias de asueto (para otros) y la rutina de lo cotidiano, fuimos a intentar contemplar el espectáculo de esos breves rasguños de luz en la serena quietud del firmamento, a la caza del instante irrepetible que, como en la vida, hay que atrapar en el instante justo para no perderlo irremisiblemente. Escogimos como observatorio un lugar despejado en la cima de un monte cercano, convenientemente alejado de pueblos y urbanizaciones, en un patético intento de minimizar la contaminación lumínica (difícil de evitar en esta zona donde residimos, intensamente poblada), puesto que todo el horizonte emitía una mortecina claridad que diluia la oscuridad como si un sol oculto se aferrara a su ocaso. Demasiada presencia de los Hombres, pues, incluso en la soledad de aquella montaña. Contemplando las estrellas, aparecian continuamente luces mòviles -blancas, rojas o verdes, a veces acompañadas de un trueno lejano y largo- haciéndonos conscientes del intenso tráfico aéreo que rodea el área de Barcelona. Pero entonces, en silencio, una larga línea blanca aparecía y moría sin avisar, aquí y allí, ahora no, ahora sí, ahora nada, aquella ¡qué hermosa! larga como una lanza, otra más arriba, breve, un suspiro, más intuida que vista. Las estrellas se iban cayendo de puntillas.

Volvimos a casa. No pude dejar de evocar la noche más hermosa que recuerdo, donde no hubo tiempo, donde todo fue mirar tranquilamente el cielo nocturno y perderse en la contemplación de su insondable profundidad, quedar anonadado ante la imponente belleza del espacio y el tiempo, tiempo y espacio porque están allí esas estrellas, serenas, inmutables en apariencia, se entiende mejor al antecesor nuestro que las creyó dioses o antepasados, sentirse nada, sentirse todo, sentir lo mismo que sintió otra persona hace miles de años. Somos los restos conscientes de estrellas muertas, nuestros àtomos llegados de supenovas de las que nada sabremos,
polvo de estrellas. Ser todo y nada a la vez, el vértigo del infinito y la belleza, el Universo entero, el visible y el que se esconde tras telescopios y ecuaciones, el Universo, expuesto a la admirada contemplación en su lienzo hemisfèrico, primero quieto, de pronto hondo en su estallido de luz, de miles de luces salpicando la severa negrura y en la mente la perplejidad ante lo inmenso, esas cifras inconcebibles que miden la distancia con el tedio del viaje de los fotones, años-luz, miles de años-luz, millones... más atrás cuanto más lejos, hasta el ruido de fondo del Gran Estallido, Big Bang.

Naval, Huesca, verano de 1980.
Naval era el pueblo donde nos soliamos alojar los que conformábamos el conjunto vocal Aula de Música dirigida por Jose Luis Ochoa de Olza, ya
fallecido, cuando íbamos a cantar por aquella zona y empezábamos a preparar el nuevo repertorio.


En verano, la noche invitaba a salir a pasear y acabábamos finalmente en una pequeña plaza o mirador tras la iglesia, asomada al barranco. Allí, con la intimidad que proporcinaba el edificio sacro por un lado y la caida hacia el valle por el otro, charlábamos, hacíamos broma y, como inevitablemente pasa en este tipo de grupos, cantábamos. Cantábamos obritas del repertorio pero también otras. Cantábamos desde la felicidad juvenil que no cree en finales, aún resuena su eco como otro Big Bang de emociones. Yo miraba el cielo, ese que torpemente he intentado compartir arriba. Buceé en el atolón de estrellas y alguien cantó, o cantamos todos, "Te recuerdo Amanda", la calle mojada, ibas a reunirte con él, la vida era eterna en cinco minutos entonces. Y luego, creo, "Alfonsina y el mar" que se fue con su soledad, adentrándose en las olas mientras yo empañaba la miríada de pequeñas luces y líneas fugaces con algo como una lágrima y un encogimiento del corazón, esa fue la noche, una noche de músicas y plenitud juvenil, cuando el corazón se encogía pero no dejaba de latir.

Contemplando la orilla del universo pienso ahora cómo me voy acercando poco a poco al rompiente donde desaparecerá la conciencia, el recuerdo y todo lo hermoso de lo que he sido testigo, cuando cierre los ojos para regresar esparcido a la Tierra y ser o haber sido tambien estrella fugaz.


Se nos viene la Navidad encima

Shopping Night Barcelona (03/12/2015, foto del autor)      Nos acercamos de nuevo, irremisiblemente,  al centro de este tornado anual q...